«Queridos humanos, me dirijo a vosotros por última vez.
Ha llegado el momento que ninguno quería que llegara. Tengo que despedirme de vosotros, con todo el dolor de mi corazón. Os prometo que he luchado como un campeón, que he resistido hasta el final, y que nunca, nunca, he dejado de sonreír.
Hoy mi pequeño cuerpo no ha podido más, y me ha pedido que deje de intentarlo.
Sé que esperabais que esto no iba a llegar a tanto. Todos los esperabais. Yo también. Y he hecho todo lo posible por volver de nuevo a vuestro lado, os lo prometo. Pero estoy cansado. Estoy muy cansado, y no puedo más. Tenía que despedirme de vosotros, así que he reunido mis últimas fuerzas para escribiros.
Todos sabéis que siempre he sido un perrito con problemas. Nací con numerosas malformaciones que siempre he llevado con orgullo y por bandera. No me importaba que mi cuerpo no fuese como el de los demás perritos. Tampoco me importaba que mi futuro fuese incierto. Nadie sabía cuándo estos problemas iban a darme la cara. Que iban a hacerlo era un hecho, pero ni siquiera los veterinarios esperaban que lo hicieran tan pronto. Por eso, he disfrutado mucho de mis cuatro meses de vida. He jugado, he reído y he sido tremendamente feliz.
Antes de irme, mis amigos de batas blancas me han explicado que mi pancreatitis no era una pancreatitis normal. Ya de por sí es raro que un bebé como yo la tenga, pero además era demasiado fuerte. Y ha sido más fuerte que yo. Y no sólo ha sido esta enfermedad. Mis organitos no estaban bien, desde que nací, y hoy me han fallado.
¿Sabéis? Aunque desde el principio nadie tenía esperanzas para mí, y aseguraban que este día podría llegar, yo sí las tenía, y sé que vosotros también. Me hubiese gustado ser grande y conocer a esa familia de gran corazón que iba a enamorarse de mí cuando estuviese bien. Nunca he dejado de imaginármela. ¿Cómo sería? ¿Tendrían más perros? ¿Habría niños a los que morderles los cordones de los zapatos? …
Queridos humanos, hoy os escribo por última vez.
No quiero que lloréis por mí. Quiero que sepáis que he sido muy feliz y que agradezco de corazón que hayáis apostado por mi vida. Muchas personas habrían terminado conmigo al saber la de cosas que me acompañaban. Sin ir más lejos, aquel humano que me dejó abandonado en un desguace.
He sido muy feliz, os lo prometo. He conocido el cariño, la compañía, el respeto y he aprendido de vosotros que hay que luchar, aunque la causa esté perdida. No lloréis por mí. Alegraos y sonreíd por los meses que hemos pasado juntos y por todo lo que habéis hecho por mí. No quiero veros tristes.
Me voy sin miedo. Sé que allá donde voy seré feliz y descansaré para siempre, allí donde nadie podrá hacerme daño, ni me abandonará jamás.
Decidle a mi mami Evelyn que la quiero, que le agradezco todo lo que ha hecho por mí. Me lo ha dado todo y más y la echaré muchísimo de menos. Te quiero mamá. Aunque ningún papel lo dijera, tú fuiste mi familia y lo serás para siempre. No estés triste mamá, no llores mi partida. Recuérdame como era, con mi vitalidad y mi sonrisa. Quédate con los buenos momentos que hemos pasado juntos y con todo el amor que nos hemos dado el uno al otro. Dile a Nerva y a Marga que siempre las llevaré en mi corazón y que nunca olvidaré todo lo que me enseñaron.
Ha llegado la hora, amigos míos. Tengo que despedirme. Mis ojitos se me cierran y empiezo a ver una pequeña luz al fondo. Alguien me está llamando desde el otro lado.
Gracias, gracias a todos por acompañarme siempre. Nunca os olvidaré. Me habéis hecho sentir el ser más especial del mundo. Gracias por ayudarme, por luchar junto a mí. Siento que mi corazón se apaga, pero en cada latido puedo sentiros. Puedo sentir vuestra energía, que nunca ha dejado de darme vida.
Ya veo a mis compañeros. Son todos aquellos que lucharon y tampoco lo consiguieron. ¡Tienen alitas mamá! Me dicen que tengo que irme, que cruce sin miedo. Al otro lado viviré con ellos para siempre, brillando como nunca porque aquí en la tierra nos seguirán recordando.
Mami Evelyn, es un arcoíris de muchos colores, como a ti te gustan. Tengo que cruzarlo. Te espero al otro lado, pero por favor, no tengas prisa. Tarda muchísimo en llegar. No te preocupes, yo te estaré esperando siempre.
Me llevo conmigo todo vuestro cariño, queridos humanos. Prometo cuidaros mucho desde aquí, como vosotros habéis hecho conmigo.
Hasta pronto, amigos.
Os quiere, ahora y para siempre,
EKKO».