Encontramos a Silka en un estado desolador. Además de estar extremadamente delgada, positiva a anaplasma, parásitos a reventar, desnutrida y deshidratada, tenía una brutal herida en la cabeza que creemos que fue causada por un objeto punzante. Afortunadamente era mucho menos de lo que parecía. Todo eso sin contar el daño psicológico que tenía, que le hacía tener pánico hasta de la ropa tendida y los coches parados.

Después de varios meses en su casa de acogida, Silka recuperó peso y empezó a confiar en las personas que conocía, saliendo a relucir una galguita juguetona que un cachorro parecía. Actualmente está felizmente adoptada en Italia, teniendo a Ayla de hermanita, también adoptada con nosotras.